Colectivo
teatral
“De Arrugas y Juguetes”
Obra:
¿Quien Mató al Gallo?"
Obra:
¿Quien Mató al Gallo?"
El grupo colectivo “De arrugas y juguetes” nace con el objetivo de
generar un teatro social, critico,
creando, inventando. Transitar diversos lenguajes teatrales con el fin
de desarrollar formas genuinas con la necesidad de comunicar, en distintos
lugares de la Argentina, una interrogante grupal atravesada por diferentes
fuerzas sociales.
Sinopsis
“En una ciudad post-apocalíptica donde el tiempo escasea y el
ser humano se comunica cada vez mas mecánicamente, una pareja decide escapar.
La huida, el encuentro con dos vagabundos y un camino a donde, dicen, queda
algo de vida: el Sur.
Ficha del Espectáculo
• Nombre de la compañía o grupo: “De Arrugas y juguetes”
• Titulo de la obra: “¿Quién
mato al gallo””
• Directores: Carlos
Nahuel Iriondo y Facundo Buggiani
• Autor: “De arrugas y
juguetes”
• Duración de la Obra: 0:58
hs
• Público al que va dirigido: Adulto y adolescente
• Género: Trágico
Ficha técnica
Actores Nicolás Carbó,
Agustín Clusellas, Lautaro Duplaa, Rocío Sarpero
Música: Caradanam
Fotografia Made in
Cardamomo
Escenografía Nicolás Carbó
Diseño grafico y video:
Traficodepupilas
Diseño de luces: Gastón Ramos y
Sofia Muñoz
Vestuario María Luz Abal
Guión Nicolas Carbó, Facundo Buggiani, Agustin Clusellas, Lautaro
Duplaa, Carlos Iriondo y Rocio Sarpero
Dirección Carlos Iriondo
y Facundo Buggiani
Producción: Josefina
Basaldúa
CRITICAS
¿Quién mató al gallo?
Colectivo teatral de arrugas y juguetes
Cuando el Sur es lo único que existe
Y los días se echaron a caminar/ Y ellos, los días, nos hicieron
Y así fuimos nacidos nosotros, / los hijos de los días,
los averiguadores, /los buscadores de la vida ( El Génesis, según los
mayas)
María de los Ángeles Sanz
Un espacio dividido en dos, hacia foro una pareja vestida de uniforme
azul, detenida en un tiempo indefinido, a proscenio un personaje arrastra un
tacho, luego serán dos los que juegan, sueñan, e imaginan una realidad fuera y
dentro de él, donde el tiempo tenga el sentido que quieran darle, donde los sueños
los alejen de los límites, y del poder de quien los traza. Alejados de la
alienación reinante, buscan ir hacia el sur donde aún cabe la posibilidad de
una libertad soñada. Un teatro que apuesta desde la temática y la performance a
inquietar al espectador con las preguntas que la cotidianidad nos impide
realizar. El futuro que aparece entre la risa buscada, entre el deseo y el
poder es desolado, como si los idus de marzo1 hubieran avanzado sobre una
humanidad incapaz de oponerse a un control que la tecnología ayuda a
profundizar. El acertado vestuario, muestra sobre la espalda de los cuatro, un
código de barras que es identificatorio del tiempo vivido, ya ni siquiera una
referencia que los individualice desde un rasgo personal, sino una marca
colectiva que seguramente se compartirá con otros, convirtiéndolos en no personas,
en una masa donde la libertad no existe y la igualdad se convierte en
pesadilla. Los textos expresados en diálogos fragmentados, o en monólogos
cargados de metáfora, poéticos, van aproximando datos a la historia pero son
los cuerpos los que con un muy buen trabajo desde lo físico van construyendo
una segunda lectura, construida desde el absurdo, la incertidumbre, el miedo
hasta la esperanza de una posibilidad de otro mundo donde el porvenir sea
distinto. Desde la iluminación que como en el tenebrismo barroco destaca un
punto de fuga dejando el resto en las sombras, que es utilizada como arma que
define cuando señala, y la música se constituyen los climas que devienen en el
relato. La acumulación de significantes de diferentes disciplinas en la forma que
se presentan en la escena producen en el espectador las imágenes, las
sensaciones que los llevan desde la risa al silencio hacia la secuencia final.
Los objetos son lo que la palabra designa, y la palabra designa lo que los
personajes, Rober y Tito quieren que sean. Los jóvenes, como en todos los
tiempos se enfrentan a las generaciones que los preceden, y que en reiterada
danza macabra, dejan un mundo con muchos temas a resolver, en este caso, ese
pasado sin rostro, es temible porque se apodera de las conciencias y las
suprime, y porque no ofrece hacia delante más que un desierto. Volver al
origen, hacia el principio cuando todo era posible en su acto de inauguración
primaria, es lo que la puesta propone, y lo hace una vez más con la herramienta
fundamental de todo arte y sobre todo del teatro: el juego. Piedra liberadora
de toda creación que se permita ser. Como dioses humanos, demasiado humanos,
los personajes, se permiten la libertad de reinventar el mundo, para que cada
segundo vivido tenga por fin un sentido; sobre todo en aquel que teje su futuro
desde la cuna profunda de un vientre. Ya no esperan a Godot, ni a un demiurgo
salvador, la divinidad está dentro de ellos y su fuerza también. Los cuatro
actores llevan adelante con esa fuerza que es el fuego del artista una creación
que surgió del diálogo y la impronta de una búsqueda estética y ofrecen al público
la alegría del trabajo bien hecho. Colectivo de arrugas y juguetes en su oxímoron
guarda la línea semántica de la puesta, tiempo perdido que retorna, que vuelve
sobre sus pasos hacia un Sur donde dicen vive la utopía de un mundo distinto
donde el gallo cante todas las mañanas y se sepa por fin el sentido de los días.
Ficha técnica: ¿Quién mató al
gallo? Creación colectiva de Colectivo teatral: Arrugas y juguetes.
Actores: Agustín Clusellas, Lautaro Duplaá, Nicolás Carbo, Rocío Sarpero.
Escenografía: Nicolás Carbo. Vestuario: María Luz Abal. Diseño de iluminación:
Cardamomo y Tráficodepupilas. Diseño gráfico y video: Tráficodepupilas.
Fotografía: Made in Cardamomo. Música: Caradanam, Aire Líquido Ensamble.
Espacio